Son casi las 16:30 de la tarde  y voy corriendo como una loca por las calles de Triana, porque me equivoqué de sitio, y cuando llego al lugar correcto: El Teatro de Triana, un antiguo colegio reconvertido en lugar de eventos, están entrando las últimas personas.  

Me dan mi acreditación y me conducen hasta el sitio reservado para la prensa, en primera fila, por fin puedo respirar tranquila, al menos todo lo que me permite la mascarilla, obligatoria para asistir al concierto, junto con el resto de medidas de seguridad.

El ambiente es chispeante, se siente el nerviosismo en el ambiente, no sólo por el concierto en sí, sino por todo el contexto que supone la situación, para algunos es nuestro primer concierto en la nueva realidad.

Puntuales como un reloj suizo, salen a escena los culpables de que estemos allí: _Juno, grupo compuesto por Zahara y Martí Perarnau, quienes nos presentan su disco: «_BCN626«. Entre risas nos invitan a disfrutar del viaje que nos tienen preparado y a aplaudir si nos gusta el show, si hablan demasiado (ante lo que alguien comienza a aplaudir en la sala) o a no aplaudir, si no nos gusta o si estamos demasiado metidos en esencia. Desde el primer momento es palpable el buen rollo, que se trasmite al público, así como su ilusión y compenetración.

Las luces se apagan y la ambientación de las luces se vuelve mágica, casi etérea, el espectáculo se mantendrá en lo más alto durante la hora y media que dura el concierto, siempre en perfecta sintonía con la música que va sonando a cada momento, todo un viaje de luces, como si estuviésemos perdidos en el espacio sideral. Nos habían prometido un viaje sin movernos del asiento y es lo que conseguimos.

No os voy a hacer un repaso de los temas que tocaron, porque fueron los del disco que han lanzado en conjunto, con algunas sorpresas que os cuento a continuación, pero sí me voy a quedar con varios momentos que se vivieron allí dentro:

En primer lugar, es reseñable lo cercanos que se mantuvieron, en todo momento, con todos los que estábamos en la sala, casi hicieron desaparecer la llamada “distancia social”. Nos contaron algunos secretos, como que, hasta hace cuatro meses, Zahara no sabía nada de sintetizadores, ni de todo el “tinglao” que estaban usando aquella tarde, casi imposible de creer, porque su profesionalidad es exquisita.

Los nervios eran evidentes y, aunque nos pidió que no lo escribiésemos, hubo algunos errores, solventados de manera cómica y simpática, que nos hicieron sonreír, sus caras de: “la estás liando” era maravillosa. Algunos habrían pasado totalmente desapercibidos, si la misma Zahara no nos los hubiera comentado.

Fotos: JessyKiller

El baile que se marcó la cantante en el escenario: fue un momentazo totalmente frenético, no es de extrañar que cayese rendida al escenario tras el baile de: «Déjame Entrar«, a nosotros también nos habría encantado unirnos.

Uno de los mejores momentos fue la unión que Martí y Zahara realizaron de los temas: “So Payaso”, de Extremoduro, y, “Fallin”, de Alicia Keys. La voz de ambos se mezcla a la perfección, tanto como los temas, tan diferentes y tan perfectos, creando una simbiosis única.

¿Alguna pega? Quizás el reverb de la sala, nada importante porque el motivo de aquel concierto era el disfrute, algo que se consiguió de sobra, tanto por parte de Martí y Zahara, que lo gozaron sobre el escenario, como por parte del público, que estuvo tan imbuido en el espectáculo que, para cuando quiso darse cuenta, ya había llegado a su fin.

En conclusión, una gran tarde que esperamos volver a repetir muy, muy pronto.

-JessyKiller-

NOTA!!! Publicación original recogida de: «Distiller Media», autora: JessyKiller. Fecha de publicación: Enero de 2020.

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